Ochenta y siete
Llueve. En el bolsillo del abrigo hay un cigarrillo. No tengo con qué encenderlo.
Por un momento sentí la imperiosa necesidad de seguir al viejo. De preguntarle a qué demonios se refería con lo del fantasma y los angelitos y demás. Luego decidí que el viejo estaba chiflado y que el abrigo era suficiente testimonio de nuestro encuentro. No tengo para qué volver a verlo en la vida. No tengo para qué volver a ver ese ojo de vidrio o esa sonrisa negra.
Uhm. Igual podría haberle pedido unos fósforos.
Camino un poco. Salgo de ese callejón horrible. Camino un poco. Busco un lugar abierto. Camino un poco. Encuentro una pequeña plaza. Camino un poco. Encuentro un banco, aunque los bancos son de madera y éste es de piedra, pero no sé de que otra manera llamarlo. Está bajo un árbol. Me siento un rato a contemplar la lluvia sin que ella me toque. A respirarla.
El barro es un asco, pero el olor a tierra mojada es maravilloso.
No es que me recuerde a mi niñez ni cursilerías por el estilo. Es simplemente un aroma agradable, hasta placentero. Y poco común en la ciudad. El cemento mojado no huele, o yo no puedo entender su olor.
Está lloviendo y estoy sola con un abrigo y un cigarrillo imposible, oliendo la tierra mojada. Si veinte poetas me observasen en este momento, por lo menos quince se enamorarían de mí.
Lo divertido es que sólo cinco, como mucho, se me acercarían. Y los cinco se sentirían defraudados después de conocerme.
Supongo que aquí, ahora, soy una bella imagen. Pero en realidad sólo soy una persona que necesita fósforos. Y recordar todo acerca de su vida.
La tierra mojada me tranquiliza. Intento crear un plan de acción que me lleve a recuperar mi vida. Tengo mi nombre. Tengo un abrigo. Tengo un cigarrillo. Y eso es todo. No sé por dónde empezar.
No me pongo histérica, en todo caso. Sólo tristemente resignada; dependo completamente de la suerte.
Vaya, ahora recuerdo que nunca he tenido mucha suerte.
Vaya, ahora recuerdo.
Mmm.
Si esto fue un regalo, no fue muy bueno. Recordar algo tan inútil. Podría haber recordado dónde está mi casa, o dónde dejé el dinero, o si en algún lugar alguien me espera.
Espero que en algún lugar alguien me espere. Sería todo muy triste si nadie lo hiciera.
Quiero que elguien me esté esperando. No; quiero que alguien salga a buscarme.
Pero tengo mala suerte. Seguro que no me va a encontrar.
Me voy a morir esperando. Esa persona se va a morir buscando.
Me siento sola. Me doy cuenta de que, además de los fósforos, necesito con desesperación un abrazo.
Creo que lloro un poco. Tengo la cara mojada por la lluvia, así que todo es incierto.
Por un momento sentí la imperiosa necesidad de seguir al viejo. De preguntarle a qué demonios se refería con lo del fantasma y los angelitos y demás. Luego decidí que el viejo estaba chiflado y que el abrigo era suficiente testimonio de nuestro encuentro. No tengo para qué volver a verlo en la vida. No tengo para qué volver a ver ese ojo de vidrio o esa sonrisa negra.
Uhm. Igual podría haberle pedido unos fósforos.
Camino un poco. Salgo de ese callejón horrible. Camino un poco. Busco un lugar abierto. Camino un poco. Encuentro una pequeña plaza. Camino un poco. Encuentro un banco, aunque los bancos son de madera y éste es de piedra, pero no sé de que otra manera llamarlo. Está bajo un árbol. Me siento un rato a contemplar la lluvia sin que ella me toque. A respirarla.
El barro es un asco, pero el olor a tierra mojada es maravilloso.
No es que me recuerde a mi niñez ni cursilerías por el estilo. Es simplemente un aroma agradable, hasta placentero. Y poco común en la ciudad. El cemento mojado no huele, o yo no puedo entender su olor.
Está lloviendo y estoy sola con un abrigo y un cigarrillo imposible, oliendo la tierra mojada. Si veinte poetas me observasen en este momento, por lo menos quince se enamorarían de mí.
Lo divertido es que sólo cinco, como mucho, se me acercarían. Y los cinco se sentirían defraudados después de conocerme.
Supongo que aquí, ahora, soy una bella imagen. Pero en realidad sólo soy una persona que necesita fósforos. Y recordar todo acerca de su vida.
La tierra mojada me tranquiliza. Intento crear un plan de acción que me lleve a recuperar mi vida. Tengo mi nombre. Tengo un abrigo. Tengo un cigarrillo. Y eso es todo. No sé por dónde empezar.
No me pongo histérica, en todo caso. Sólo tristemente resignada; dependo completamente de la suerte.
Vaya, ahora recuerdo que nunca he tenido mucha suerte.
Vaya, ahora recuerdo.
Mmm.
Si esto fue un regalo, no fue muy bueno. Recordar algo tan inútil. Podría haber recordado dónde está mi casa, o dónde dejé el dinero, o si en algún lugar alguien me espera.
Espero que en algún lugar alguien me espere. Sería todo muy triste si nadie lo hiciera.
Quiero que elguien me esté esperando. No; quiero que alguien salga a buscarme.
Pero tengo mala suerte. Seguro que no me va a encontrar.
Me voy a morir esperando. Esa persona se va a morir buscando.
Me siento sola. Me doy cuenta de que, además de los fósforos, necesito con desesperación un abrazo.
Creo que lloro un poco. Tengo la cara mojada por la lluvia, así que todo es incierto.
5 Comments:
Ahora que la del cuento es mujer, leo y es como si una mano se me pusiera en la moyera y apretara y apretara. Jaja.
Hola, qué es de ti?
Mish!
Hola poh, lola-ye-ye.
El enano...Hasta hace un par de meses atrás sigue macabeo de la Julie, sigue en la U y estaba buscando pega, y ah...Se le murió la abuelita. Las veces que he ido a stgo trato de juntarme con él, pero al final no se puede...Cosas del fútbol.
Y también felicitaciones por tu egreso aunque sigai dentro de la U. =P
Yo quisiera meterle atmósfera media Miller también, pero eso implicaría pistolas al por mayor y muertos por docena. Supongo que no se puede tener todo en la vida.
"En el bolsillo del abrigo hay un cigarrillo" (Es como el principio de "Memorias de Ned Flanders" escrito por Gogol)
Algún día quizás tenga las ganas, o el valor, de vivir esta tiresiáica experiencia. See ya.
(Te dejo con la versión de "Vredesbyrd" de Dimmu, interpretada por "Light blue", una banda de "Black biyero".
Atención con el doble bombo, iron cobra style, hexo con un sintetizador Casio sin una tecla que nos hace olvidar los mejores pasajes de Nickolas Barker)
Un abrazo.
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